martes, 12 de marzo de 2013

EXCESIVA (6-6-2011)


Dicen mis amigas
que soy excesiva.
Lo sé. Lo sabemos.
Qué remedio?
Anita busca un elixir
en su repertorio
mientras el iris azul
se le oscurece un poco,
que con su amor
no puede
sosegarme, adormecerme,
templarme, bajarme.
Ella se apena,
lo noto en su silencio
y en su palabra.
Y no se rinde.
Con paciencia
intenta redimirme.
Excesiva en exceso,
de sulfur, de fósforo
mi cuerpo,
que sólo está pidiendo
cigarrillos,
sexo y otros vicios.
Nublada la razón
o casi muerta,
no hay ideación coherente
que comprenda.
Siento, siento, sólo siento
como una llaga
abierta al universo,
orificios ávidos
e infinitos.
El tiempo que martilla
es un delirio.
Pulsión vital irrefrenable
compulsiva
maneja cada parte;
piojo del adicto
que rasca sus rodillas,
dilatación pupilar
de cocaína,
humedad de carne sin edad,
temblor
de las manos al pitar.
Soy como
una pipa
humeante de crack.
Como un ciego
nuevo,
que se choca todo
al caminar.
Un peligroso intersticio
en la ciudad conservadora.
Un desubique,
chistes de Almodóvar.
Frecuencia cardíaca
incontable,
detención del apetito,
alucinación
de un autor maldito.
Soy el rojo que eligió
Guillermina.
Soy el cuadro
que no encontramos
todavía.
Soy una condenada
a quemarme
en tres minutos,
lo que dura un orgasmo
o un insulto.
Soy una lanza
que desea correr límites,
que busca
deshacer lo conocido,
que no se entretiene con lo vivido,
que necesita llamas
aun mas inmensas
aunque no haya motivo.
Angustia sin fin –
dijo Octavio Paz-
de la poesia.
Con Octavio, con Federico,
con Miguel
me perdería
en retruécanos
como ecos
que vienen y van,
sin detenerse, nunca.
Excesiva
y para el mundo, absurda.
Desubicada
en un platteau
de garcas y de espuma.
Excesiva, buscando
alguien que sobrepase
aun más,
lo que voy entregando.-

VT
6-6-11

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