viernes, 22 de febrero de 2013

TENGO (agosto 1990)


Tengo un nudo en el pecho
atado hace intemporales andamios
alla, cuando se construía mi cuerpo.
Por qué tengo que llorar
lo que nunca he tenido,
por qué duele este nudo
que creció conmigo…
Te recuerdo leyendo electrónica
después de las seis y en silencio,
trayendo una muñeca pepona,
bolsas de chocolates y caramelos,
pero más te recuerdo, padre,
gritando improperios…
Ojos inyectados de furia o alcohol,
boca de dragón sin fuego;
durmiendo solitario sin razón,
rompiendo el sol de un día,
agrietando la trama de la vida,
colgando rencor de mis mejillas,
conminándote a adorar una botella,
encerrandote en cierta ironía,
espadas en tu mano
destrozaron cristales transparentes,
sembraron tumbas sin sus huesos…
Que más duele tu presencia
que tu ausencia,
que más duele haberte percibido,
que más duele saberte inteligente,
casi iluminado, casi maestro,
que si fueras solamente
un nombre dado en mi pila.
Si hasta tengo pavor de mi apellido,
que tu psique haya florecido
en los genes que llevo en los resortes,
raza de andaluces peligrosos
como gitanos asesinos y ladrones…
Atado hace cientos de ladrillos
el nudo, padre, me asfixia
como lento martirio…
Si no pude jamas sentir tu calor
sobre la lasitud de mi pelo…
Hoy ya somos dos extraños,
hoy ya somos enemigos.
Que más duele que el odio
tenga el mismo apellido.


Miercoles 8-8-90
Photograph by Guillermina Ochua

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