No fue solamente Pink Floyd
sobre el filo de una madrugada,
ni una mano más
sobre la tenue curva de mi espalda.
No fue público, fue ilegal
y a la vez tan de cristal, tan de nácar.
No fue largo, no duró más que horas
y se me hizo un mundo abigarrado.
No fingí, te di mi verdad azulina
y creí en tu cuento leído a mi lado.
No puedo llamarlo sucio ni pecado
y no puedo tampoco pregonarlo.
Oscura claridad el mío y tu desenfado.
Materializar un sueño de Argonautas.
Cerrar los ojos, pensar que fue soñado.
Pero palpé las líneas de tu cuerpo
y fusilé mi corazón y mi razón
para dormirme y despertar, ahí en tus brazos.
Después, un beso corto, un golpe de llanto,
pasos que caminan veredas estropeadas
que saben ya, pisar sin espanto.
Después, incertidumbre color ceniza
y la miseria de muros destrozados.
Después…no sé. Yo no soy Sibila,
no sé con qué capítulo me estarás esperando.
jueves 5 de abril 1990 para N.M.R
hermoso
ResponderEliminar